Ante todo , perdonad todo este tiempo sin subir nada al blog , pero he tenido algunos problemas técnicos , que gracias a nuestra maravillosa coordinadora TIcs Ana López , se han solucionado.
En todo este tiempo , los chicos y chicas de 6º han seguido creciendo en sus aportaciones escritas y aquí os traigo algunas muestras de las mismas.
Además de la poesía , también hemos profundizado en la prosa. Nos hemos adentrado en el relato breve , intentando meternos en la piel de los miles de niños soldados que por desgracia siguen existiendo en el mundo .
Hoy os dejo el texto de Abigail, que decidió abordar el tema en primera persona , a modo de testimonio.
Enhorabuena, Abigail, tu capacidad de ponerte en el lugar de una niña soldado ha conseguido que podamos sentir, a través de tus palabras, cómo puede vivir un niño esa horrenda situación.
Mi nombre es Marí y soy de un
país que desafortunadamente está en guerra.
Tengo un hermano que se llama
Saúl, y vivimos con mi abuela, Lemi.
Hace unos meses mis padres se
despidieron de nosotros y no volvieron. Nos prometieron que volveríamos a
verles algún día de nuevo. Hasta entonces vivíamos también con mis primos, pero
se los llevaron unos hombres armados para que fueran a combatir a la guerra. El
único recuerdo que tengo de ellos es un juguete: el coche de latas que fabricó
mi padre para jugar, con mucho cariño.
Saúl y yo no parábamos de llorar
sobre la pérdida de ellos; fue muy duro asimilarlo.
La semana pasada vinieron otros
hombres armados para llevarnos a combatir. Mi abuela empezó a llorar
silenciosamente mientras nos llevaban.
Nos llevaron a las fronteras de
otro país. Mientras nos armaban, un anciano empezó a gritar como si estuviese
hechizado y todos se alejaron dejándonos a Saúl, a mí y al anciano solos.
Afortunadamente el anciano no nos hizo daño y nos quitó las armas y nos guio
hacia donde estaba nuestra abuela, que lloraba descorazonada, dolida,
desconsolada…
Al vernos nos secó las lágrimas y
nos abrazó tan fuerte como pudo.
Esta semana ha venido un grupo de
personas que nos iban a llevar a ‘‘un mundo mejor’’ según lo que dijeron. También
nos han dado ropa y comida. Luego, nos dijeron que empaquetáramos pocas
cosas porque nos darían refugio.
Estamos contentos de saber que
hay personas que te cuidan y que son tan amables de dejarnos entrar en ese
‘‘mundo mejor’’.
Aunque eche de menos a mis padres
y a mis primos, sé que algún día los veré, los abrazaré y que estaremos juntos
por siempre.
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